Llama la atención el nombre de la obra de Fernando Díaz que se exhibe en la Galería Rozas-Botrán del 9 de septiembre al 18 de octubre. El autor, enamorado de la cultura y de la historia, acude a la traducción al latín de la Odisea, el famoso poema épico de Homero que narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Odiseo (al modo latino, Ulises).
Fernando cuenta que esta colección contiene textos tomados de la Odisea de Homero en una copia de los originales griegos. Añade que existen tres Odiseas: la del griego Homero, la del romano Livio Andrónico y la de Nicos Kazantzakis, escritor y filósofo griego, nacido en 1883, obra bellísima que adquirió en Guatemala.
Díaz reconoce que su trabajo tiene contenidos políticos en el sentido aristotélico. Siempre sobre un horizonte ético, no ideológico. La presente serie de obras nació conceptualmente aquí en Guatemala, aunque la mayoría las pintó en su estudio de Italia. Esta colección está inspirada en una reflexión sobre la transformación del rostro de una sociedad a partir de la migración.
Su trabajo se funda en el profundo sentido del amor por el oficio. Es muy académico en sentido estricto, va de los colores contrarios al trabajo final con grises. Las técnicas que usa guardan el respeto por la academia, jamás las mezcla. Admiramos las texturas creadas a partir de capas de agua, barniz y color. No cabe duda de que la lectura de estas pinturas demanda del espectador un profundo conocimiento y un firme sentido estético.
Su obra carece de contextos nacionales para dejar ver los profundos referentes internacionales. Este año, su trabajo lo ha llevado a Bulgaria, Italia, Guatemala. Viaja con una visión abierta que busca admirar lo que otros hombres han dejado a lo largo de la historia como testimonio de su tiempo. Pasa días en los museos donde aún percibe el legado espiritual de las sociedades que construyeron un patrimonio que conforma nuestro rostro actual.
Su pintura, como su historia personal, está hecha de fragmentos, pero todo lo une un profundo amor y un gran respeto por sus países amados, uno de ellos, Guatemala, país al que he dedicado durante años su serie memorias con su colorido exuberante.
Como a él, nos atrapa el accidente en sus pinturas: unas cuarenta capas cubren los primeros trazos y cada capa se hará presente por fragmentos en la obra final después de cubrir a la anterior sólo en partes. El accidente es para él hace referencia a la historia, donde no sabemos qué sobrevivirá y muchas veces lo que ha sobrevivido es justamente sólo por accidente.
Jose Rozas-Botran