Las obras de Anaí Martínez-Mont se caracterizan por la “extracción/abstracción” de formas y texturas que componen sus lienzos. Un conjunto de relieves y claro oscuros, colores cafés, ocres, naranjas, amarillos, casi simulando un fuego ardiente invitan a pasar la mano sobre su superficie. Esta invitación al tacto se debe a la técnica mixta utilizada por la artista. Esta obra en particular invita a reflexionar: “los seres humanos estamos conectados a un poder Superior, somos parte de ese TODO. Y a veces, dos de esas partes se encuentran y se unen… y sin dejar de pertenecer a la Totalidad, crean su propio universo desde el amor”.