Carlos Rafael Anzueto se distingue por la creación de formas -dentro de sus pinturas- cuyo significado y expresividad dependen de la relación entre los tonos de su paleta de color. Esas formas resultan de la experimentación que incluye, entre otras, la transferencia de imágenes al soporte, seleccionadas después de largos períodos de análisis, prueba y ensayo. El trabajo abarca la búsqueda de referentes y su reinterpretación. Este oficio da como resultado la aparición “accidental” de texturas que son hábilmente aprovechadas por el artista. Al proceso se suma el uso de cierta iconografía que se repite en una y otra obra. El resultado siempre es novedoso, con distinto significado y se ha convertido en un sello de autor. La exigencia de pulir sus discursos visuales lo lleva a concentrarse intensamente en el título de la obra.

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