Esta obra es una síntesis muy personal del círculo y el dibujo, manifestados cada uno a través del otro, en simbiosis.
Me interesa mucho la ‘universalidad’ de estos elementos, su relevancia y su trascendencia en diversos planos.
Sobre el papel, construyo formas circulares a partir de la línea repetida en paralelo, y con ellas exploro composición, patrones, juegos, variaciones y expresión/percepción estética.
La técnica que utilizo es simple: tinta y lápiz aplicados a mano, un proceso casi meditativo que requiere bastante tiempo y dedicación, y que se vuelve parte de la obra.
Siento una atracción inexplicable por el círculo. Pienso que tal vez la constante presencia de esta forma desde los comienzos se ha imprimido en nuestro inconsciencia.
El sol, la luna, pupilas que vemos en ojos que nos miran -encontramos círculos en todos lados, cientos al día- es algo que todos hemos conocido.
Muchas culturas antiguas -y no tan antiguas- le dieron al círculo un lugar especial, asociándolo con la divinidad, la eternidad, la totalidad y el infinito. Y matemáticamente muestra cualidades incuantificables muy intrigantes.
El dibujo también tiene importante relevancia para la humanidad. En esencia, se puede considerar dibujo un movimiento de mano en el aire o una línea marcada en la arena. Pero aún en su expresión más elaborada y como comúnmente se define -trazar con pigmento sobre una superficie- se utiliza desde la prehistoria.
El dibujo ha trascendido civilizaciones, culturas y épocas con mínima modificación. Hay una clara relación entre un dibujante neandertal hace 60,000 años, un artista actual, y todo lo que hubo entremedio.
Me parece fascinante, hoy, notar la conexión con esa pluralidad de predecesores.
Mi manera de enfocar todo esto y traerlo al presente, mostrarlo, es con mi obra. Y así termino, volviendo al comienzo: esta obra es una síntesis muy personal del círculo y el dibujo.
Domingo Górriz
Guatemala, Noviembre 2020
