Escenarios Irracionales – Marcelo Suaznabar

El conjunto de obras llamado Escenarios irracionales, realizado por Marcelo Suaznabar para esta exhibición, muestra la modificación de la realidad por medio de figuras contradictorias que se complementan. En ellas, Suaznabar compara elementos reales e imaginarios sumergidos en escenarios absurdos que conducen hacia un mundo surrealista.

Cada obra nos sorprende porque transfiere cualidades propias de seres humanos a objetos o seres irreales. Irónicamente expresa lo contrario de lo que quiere decir, abriendo un camino al receptor para que reconozca el propósito de cada símbolo o, a lo mejor, para que el propio espectador formule una nueva intención. Todo ello presentado con una extraordinaria calidad del dibujo y magnífica aplicación de color.

No cabe duda que el lenguaje artístico de Suaznabar es un inmenso acertijo que representa la capacidad sintética de su imaginación, la que ofrece a la actitud analítica del público. Nosotros, los observadores, percibiremos las imágenes en estrecha relación con nuestra forma de captar la realidad, de acuerdo con nuestra historia personal, intereses y contexto cultural.

Cuando nuestro cerebro -lleno de imágenes y metáforas, muchas de ellas pertenecientes al lenguaje común, y otras creadas por nuestra fantasía- se enfrente a estas obras, acudirá a ese imaginario para interpretarlas. Estamos seguros que las escenas, representadas con un tono teatral, provocarán sentimientos inusuales que nos llevarán a profundas reflexiones sobre los seres humanos y sus personales circunstancias.

 

Jose Rozas-Botrán

 

DELIRANTE

 

Marcelo Suaznabar (Oruro – Bolivia, 1970) construye mundos delirantes con seres y espacios que redibujan una mitología contemporánea. Personajes mágicos que trascienden lo cognoscible. Escenarios dramáticos que encarnan situaciones de animales antropomorfos que pretenden dominar unos sobre otros, quienes a su vez pretenden controlar medios de transporte como canoas, triciclos o bicicletas. Situaciones donde los sujetos buscan subordinar o a veces someterse a estas relaciones.

En la obra encontramos situaciones de pulsiones eróticas a través de imágenes de seres sexuados desnudos repletos de vellos, sujetos que jalan la lengua de otro, humanos que tocan delicadamente la cola de un animal y/o aquel que comparte una bañera. Imágenes que conforman una misteriosa mitología donde no podemos dejar de lado la sensualidad de parte de las escenas.

Otro aspecto en la muestra es el tinte teatral de las obras. Cada pintura trabajada con un detalle escenográfico, nos permite encontrar como el artista experimenta creando vestuarios, máscaras, colores y situaciones que no tienen referencia a una existencia realista. Son estos elementos, los que nos pueden llevar a interrogarnos sobre qué significa la referencia a la irrealidad en la pintura. ¿La realidad es la que vemos o la que imaginamos? ¿Qué hay más real que nuestras fantasías? En el entretelón de la fantasía se encuentran nuestras propias verdades.

La pintura de Suaznabar es misteriosa nos invita a encontrar la vida frente a una construcción irreal. Nos posibilita, comprender el deseo como un teatro y, a la vez, lo teatral nos genera un espejo sobre nuestras necesidades vitales. Las piezas nos permiten recorrer por escenarios, tramoyas, entretelones, libretos y personajes construidos por la subjetividad del artista.

En cada pintura descubrimos una construcción de una mitología contemporánea: calaveras con qr´s, balsas con animales partidos, antropomorfos, seres que se evaporan, lenguas, pisos ajedrezados, seres mutantes, animales mutilados, canoas, relojes atemporales. Situaciones que parecen no tener un pasado ni un futuro. Personajes en escena con fondos como telones de teatro. Mundos que parecen infiernos. Cada lienzo resulta una especie de casting de personajes del infierno. Este último, como el lugar donde pueden habitar nuestros deseos y seres más profundos.

Es un delirio cuando como espectadores, el artista, nos sumerge en una bañera, en la barriga de un caballo partido. Nos encontramos acostados frente a un felino o quizá somos el propio felino. En un cuarto rojo, casi como sí, el telón de la escena fuera un cuadro abstracto de Rothko.

 

Juan Fabbri

Curador/Museo Nacional de Arte

Fundación Cultural Banco Central de Bolivia

La Paz – Bolivia

 

Scroll al inicio