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Stages of Grief, Mauricio Contreras

Lo que empezó como una investigación de mis nociones de la memoria y de la distancia, rápidamente se convirtió en una especie de diario, habitado por escenas arquitectónicamente absurdas, psicóticamente minuciosas, artificialmente higiénicas. Y detrás de todos los ‘layers’ de perspectiva y planos de color abstractos, se volvió casi imposible distinguir algún tipo de humanidad o de sensibilidad.

 

Por un tiempo ese juego de extremos -de remover la mano del artista de mi obra, de emular la perfección digital en la técnica, de indagar aspectos filosóficos a través de lo visual- me ayudó a crear un framework conceptual apolítico, anti-personal, que proveía a mi trabajo de una narrativa satisfactoria para mí, como creador.

 

De esta forma, el trabajo, durante los últimos años ha iniciado más preguntas que despejado dudas. La variedad de interpretaciones que se le ha dado, desde la completamente técnica hasta la puramente banal, nacen de esta negativa propia de elaborar sobre lo que existe debajo de los pigmentos. Y es que nunca he sentido que es responsabilidad del artista explicarle al espectador lo que está viendo. Sin embargo, en esta serie me encuentro a mí mismo necesitado de explicaciones, que de alguna forma al ser más directamente plasmadas en la obra van a redirigirse hacia el observador.

 

Los espacios estáticos que funcionaban en mi trabajo anterior han sido contagiados por intervenciones lineales (gráficas y lingüísticas) que vandalizan, explotan y pausan el plano pictórico. La línea se convierte en una especie de pulso, que guía al observador a través del plano, renderizando un espacio, al mismo tiempo que lo corrompe. Este espacio donde algunos componentes son pulcros, otros pareciera que no ‘cargan’, otros se renderizan con glitches (errores).

 

El plano pictórico se transforma de esta forma en un proceso, en un continuo ‘bargain’ de intenciones que pareciera no estar acabado. De allí nace el título de esta exposición, Stages of grief.

 

La línea es un arma de dos filos que desmantela y crea (en algunas obras de forma romántica, en otras con cierta maldad, en otras con resignación) la estabilidad del plano. Y es que así percibe nuestra especie la pérdida: como una línea irregular, como un proceso que marca, que transforma el entorno de nuestras ficciones, de nuestro video juego.

 

Mauricio Contreras-Paredes (1991) es un artista visual y antropólogo formado en la Universidad de Toronto (Canadá). Su obra ha sido exhibida en Centro América, el Caribe, Canadá y Estados Unidos, y pertenece a colecciones institucionales entre las cuales se encuentra Banco Promérica (Latinoamérica), Museo Ortiz Gurdián (Nicaragua) y The Swatch Group (Suiza). Actualmente vive entre Ciudad de Guatemala y Shanghai (China).

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